Publicamos, con gusto, con gozo, algunas de las ponencias leídas, oídas y sentidas en los encuentros que nuestra Cátedra Jesús Martín Barbero tuvo el año pasado, en Popayán, donde fuimos acogidos por el Programa de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, y en el curso del MASS 2023, el encuentro de artes y culturas digitales de la Facultad de Artes de la Universidad del Valle, en Cali.
Releyendo, editando y diseñando este documento, hemos pensado en la alusión que Martín Barbero hace al mapa de sentido elaborado por Andreas Huyssen sobre las transformaciones actuales de la memoria, porque este gesto editorial (de guardar, compilar, atesorar y hacer circular) se las tiene que ver con aquel boom de la memoria en sus tres planos: la obsolescencia de nuestros gestos, hechos, objetos; aquí entran la nostalgia ("pasión por la memoria"), y las crisis de identidad (crisis global; "estallido" de memorias locales). La amnesia que propician las "máquinas de producir presente", a saber: los medios de comunicación que siguen funcionando bajo parámetros (¿tradicionales?) del mercado y la mercadotecnia; presente delgado, comprimido, diseñado en función de la cantidad de información y no de la calidad comprensiva. Aquí el pasado se debilita y se idealiza, y el futuro se convierte en una proyección casi mítica; la línea de nuestro presente es delgada, quebradiza, lábil. La crisis de la temporalidad, el tercer plano en donde coinciden los dos precedentes, se ilustra en la expresión de Benjamin que amplía Vattimo: atravesamos un tiempo homogéneo y vacío, en el que tenemos que cuidar las huellas de lo vivido. Aquí estamos: pensando, a través de estos gestos editoriales (¿nostálgicos, resistentes?) lo que Jesús Martín Barbero llama nuevas formas de relacionarnos con el pasado, situándose en nuestro contexto latinoamericano. La escritura "desordenada" de esta nota, con la que me refiero a estas memorias sobre algunas de las ponencias presentadas en nuestros encuentros del año anterior, parece un desencaje o una ruptura con las continuidades hegemónicas que ha impuesto un pensamiento estructural autoritario. Este último plano tiene que ver, sobre todo, con el deseo de pensar nuestros procesos de memoria como perspectivas y formas de hacer desde un aquí: el vórtice latinoamericano donde se arremolinan nuestros deseos contradictorios de olvidar lo que nos desgarra y recordar lo que nos hace libres: la diferencia. Hay que celebrar que estas escrituras nuestras ocurran desde la tensión vertiginosa entre estas formas del olvido: el que ha querido borrar nuestras huellas y relatos heterogéneos, y el que puede darle un cierre ritual a nuestros duelos.